
¿Cuándo será que nosotros abracemos la avalancha de datos que, por ejemplo a través de Internet, tenemos tan a la mano? Probablemente no pronto, pero podríamos intentarlo a partir de hoy.
Por ejemplo, tomó décadas para que Galileo convenciera al público de que los objetos ligeros caen tan rápido como los pesados, a pesar de haber tenido las pruebas.
En el siglo XIX, le tomó al doctor húngaro Ignaz Semmelweis más de veinte años (de hecho murió antes) para convencer a los demás médicos que lavarse las manos podía salvar las vidas de las parturientas que atendían. El tenía los datos.
Hoy en día, los datos duros muestran que muchas instituciones educativas renombradas tienen un desempeño inferior que muchas escuelas más baratas, pequeñas y amigables. Aun así abundan los empeñados en entrar a las primeras.
Finalmente, los datos muestran, por ejemplo, que textear (en el celular) mientras se está conduciendo el auto es más peligroso que manejar borracho. Intuitivamente no lo parece, desde luego, pero habríamos de observar los números y actuar en consecuencia.
Traducido y adaptado del blog de Seth Godin
http://sethgodin.typepad.com/seths_blog/2009/11/when-data-and-decisions-collide.html
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